Dresde – La Florencia del Elba
Para mí, Dresde es una de las ciudades más bonitas de Alemania, pero no puedo ser muy objetivo, ¡me crié allí!
Sin embargo, hay un motivo por el que se la considera la Florencia del Elba: es impresionantemente bonita. Especialmente, desde la reconstrucción del área alrededor de la Iglesia de las Mujeres (Frauenkirche), que siguió en pie tras la destrucción masiva de la ciudad al final de la Segunda Guerra Mundial. Para que nos hagamos una idea de lo terrible que fue esa destrucción, si nos ponemos enfrente de la iglesia y buscamos piedras negras, éstas son las originales. El color arena amarillento de las otras es todo ya nuevo. Aun así, se hizo un gran trabajo y ahora luce como antes de los ataques.
Cómo llegar
Al ser una de las ciudades más orientales de Alemania, país donde todo depende de la red de transportes, Dresde es un punto final. Por tanto, no vas a encontrar tantas conexiones de alta velocidad como, por ejemplo, en Leipzig. Pero Leipzig está sólo a una hora y cuarto de allí. Todavía tienes buenas combinaciones a Berlín, Frankfurt, Colonia y Praga. Si tienes pensado viajar a Berlín o a Praga (algunos de los destinos favoritos de los mochileros), Dresde es una parada perfecta para un día o dos. La ruta por la Suiza Sajona de Dresde a Praga sigue siendo una de las más pintorescas de Europa, si no del mundo. Asegúrate que puedes quedarte un ratito sentado en la orilla del río (si vas de Dresde a Praga, en la izquierda; a la vuelta sería en el lado derecho), para contemplar toda su belleza.
Para los que viajen desde fuera de Alemania, lo más fácil es volar. El aeropuerto es nuevo y bastante moderno, pero pequeño. Ofrece vuelos principalmente por Frankfurt, Munich, Zurich o Amsterdam. Mejor que un vuelo directo, puedes coger un avión a Frankfurt o Berlín, y luego ya un tren a Dresde, directo desde el mismo aeropuerto. Desde Frankfurt (sólo lo recomiendo si no encuentras vuelo) hay cinco horas en tren de alta velocidad (ICE). Desde el aeropuerto de Berlín llegas en hora y media, en un tren InterCity muy cómodo, de dos pisos.
Como he dicho antes, no hay muchos trenes directos, pero siendo Leipzig uno de los mayores nudos de transporte ferroviario, con una parada rápida llegas a Dresde casi desde cualquier lugar en Alemania. También hay trenes nocturnos desde Zurich, Bruselas y Amsterdam. Para organizar tu viaje en tren, uno de los mejores sitios es la web de Deutsche Bahn (DB) – Ferrocarril de Alemania. Allí puedes reservar trenes con conexión a casi cualquier ciudad europea.
Dresde también está muy bien comunicada por autopistas y autovías, y es bastante fácil ir en coche, o en bus, ya que hay muchos destinos. Entra en Flixbus para ver los mejores.
Qué hacer
Dresde es más bien pequeña y por tanto, cómoda para pasear. La mayoría de las vistas principales se concentran en el río, y conectadas por el Puente de Augusto (Augustusbrücke). Alrededor encontrarás el famoso Zwinger, justo al lado de la Ópera (Semperoper), el castillo reconstruido (Residenzschloss) y la Iglesia de la Corte (Hofkirche). Dato curioso: en los adoquines frente a la Catrdral de la Santísima Trinidad (Hofkirche) hay uno con una N. Cuenta la leyenda, que éste es el punto desde donde Napoleón partió con sus tropas durante la batalla de Dresde el 26 de agosto de 1813. En el castillo verás la Torre del Mayordomo (Hausmannsturm), desde donde podrás disfrutar de una panorámica de toda la ciudad. Si vas andando de la Iglesia de la Corte a la Iglesia de las Mujeres pasarás por la Procesión de los Príncipes, donde se muestra a la dinastía de los Wettin, que reinaron en toda Sajonia. Augusto el Fuerte (Federico Augusto I) fue el más famoso de ellos, coetáneo de Luis XIV. Gracias a él tenemos todos estos magníficos edificios. Muchos de ellos albergan los mejores museos, donde se muestran las colecciones de los antiguos reyes. Otro paseo agradable es subiendo a la Terraza de Brühl (Brühlsche Terrasse) desde la Iglesia de la Corte, con unas vistas maravillosas al río. La terraza se extiende del Puente de Augusto al Puente de Carola. Si cruzas el primero llegas al Mercado de Neustadt y al famoso Jinete Dorado (Goldener Reiter), así como el Blockhouse (Neustädter Wache) y el Palacio Japonés (Japanisches Palais). Caminando río arriba llegarás a Weisser Hirsch, con los Castillos del Elba alrededor. Son tres mansiones sobre unos cerros, con unas increíbles vistas al río y a la ciudad desde arriba. Los parques están conectados entre sí, y se pueden recorrer dando un paseo. Desde ahí, también llegas al puente Blaue Wunder, que es una construcción única, que se merece unas fotos. Más adelante está el Castillo de Pillnitz, residencia de verano de la familia. En la orilla norte del río hay un carril bici, el Elbradweg. Si alquilas una bicicleta, una buena ruta es ir del Puente de Augusto al Castillo de Pillnitz, disfrutando de las vistas.
Como ya comenté más arriba, para mí Dresde unos museos maravillosos, que se merecen una visita. El más famoso es la Galería de Pintura Alte Meister en el Zwinger, comparable al Louvre, al Prado o al Rijksmuseum. Además está también la Bóveda Verde (Grünes Gewölbe) en al Castillo, el Museo del Transporte junto a la Iglesia de las Mujeres, la Colección de Porcelanas, siendo Meissen, que está cerca, la cuna de la porcelana europea; el Salón de Matemáticas y Física en el Zwinger, el Palacio Japonés con su historia de museos etnológicos. Otro museo que vale la pena es el Museo Alemán de la Higiene (Deutsche Hygiene Museum), dedicado al cuerpo humano. Es divertido ver allí lo que se estudia en Biología. ¡Lo recomiendo si vas con niños!
Como algo que se sale de lo que hace todo el mundo, haz una parada para contemplar las vistas de la ciudad desde Elbwiessen, al final de la Terraza de Brühl. Allí hay un cine de verano, de junio a septiembre, y se hacen conciertos. Se llama Dresdener Filmnächte (Noches de Cine de Dresde).
Pfund’s Molkerei es una lechería en Neustadt con un interior único.
Y si vienes en diciembre, tienes que ir a Strietzelmarkt, el más antiguo y bonito mascado de Navidad de Alemania. Mucha gente viene sólo para eso, y vuelven todos los años para divertirse con la familia o amigos.
Si tienes unos pocos días más, hay muchos sitios que visitar (puede que escriba otro blog con diferentes opciones). No te pierdas Meissen (sobre todo si te encanta la porcelana), Basteibrücke en la Suiza Sajona, la fortaleza de Königstein, Radeberg con su famosa fábrica de cerveza, y si quieres ir un poquito más lejos, Leipzig. Si quieres ir a Basteibrücke, te recomiendo coger el barco de vapor (Dampfschiff), para disfrutar de un recorrido pintoresco. Eso sí, es largo, para volver es mejor coger un tren. Los barcos paran también en Pillnitz, por si no tienes tiempo de ir desde Rathen.
Dónde alojarse
La mayoría de los hoteles están en el centro, pero también hay algunos a las afueras, más cerca de la carretera. También los hay preciosos por la ribera del río, ppero ya más lejos del centro de la ciudad. Si quieres, también puedes coger un Airbnb. Yo lo miraría en Neustadt, que está bien para salir y conocer gente.
Comer y beber
Sin duda, donde más me gusta tomarme una cerveza es en Ball & Brauhaus Watzke. El principal está en Mickten, mi barrio de la infancia, pero tienen más locales, y uno está al lado del Jinete Dorado (Goldener Reiter). Si buscas algo más exclusivo, echa un vistazo a Anno Domini. Es un restaurante medieval un poco apartado del centro con paso libre de animales. Allí se habla y se actúa como en los viejos tiempos, así que no te lo tomes a mal si parecen un poco maleducados. También está genial para ir con niños. El Castillito del Bosque (Waldschlösschen), era antes uno de mis favoritos, pero se cerró y se ha vuelto a abrir como Paulaner Waldschlösschen. Es buen sitio para divertirse y desconectar. Si estás cerca de la Maravilla Azul (Blaue Wunder), no te pierdas el jardín Schillergarten, uno de los lugares más antiguos de Dresde. Además de Radeberger, la segunda mejor fábrica de cerveza de Dresden es Feldschlösschen. Su local principal está muy bien para unas cervezas y algo de picar (Feldschlößchen-Stammhaus).
Si no tiens una preferencia especial y sólo quieres pasear por Neustadt, hay muchos bares y restaurantes.
Moverse
Lo más fácil con diferencia es ir en tranvía. Pasan cada diez minutos durante todo el día, incluso de noche, aunque baja la frecuencia a partir de la 1 am. Por la noche las líneas se combinan, pero aún se puede ir de una punta a otra de la ciudad. Las principales conexiones son Postplatz, Albertplatz y Pirnaische Platz.
Para hacer fotos
Para hacer las mejores fotos ve a Elbwiesen, atravesando la Terraza de Brühl. En la misma terraza ya tienes puntos curiosos como la cúpula de la Academia de Bellas Artes. Si quieres una panorámica de la ciudad desde arriba, no te pierdas La Torre del Mayordomo (Hausmannsturm) en el castillo. Merece la pena, sin duda. Con una construcción barroca única, el Zwinger es uno de mis lugares favoritos. Como ya mencioné, las mansiones llamadas Elbschlösser (Castillos del Elba) hacen que retrocedas en el tiempo y disfrutes de unas vistas impresionantes. Si te gusta la naturaleza y quieres hacer senderismo, el castillo de la Bastida (Basteibrücke, en la Suiza Sajona) es un must.
Vaya, veo que este post se ha alargado más de lo previsto, pero con tanto que hacer en Dresde no es de extrañar. Espero, con todo ello, haber podido ayudarte a planear tu próximo viaje a Dresde.
Te dejo el link a mi página de Dresde, que te dará unas pistas sobre lo que puedes encontrar.
Un agradecimiento especial a mi buena amiga Carla Álvarez por la ayuda con la traducción.